Croacia se encuentra en la orilla nororiental del mar Adriático. Limita con Eslovenia y Hungría al Norte; con Serbia y Montenegro por el Este, y con Bosnia-Herzegovina al Sur y al Este.
La principal atracción turística de Croacia la constituyen sus playas. El país está formado por 1.778 km de línea costera, 5.790 km si se incluyen las islas. Sin embargo, la mayoría de su litoral consta de grandes guijarros en lugar de arena. Las islas son tan bellas como las helénicas; existen 1.185, pero sólo 66 están habitadas.
Parques Naturales
Croacia cuenta con siete excelentes parques naturales. Brijuni, cerca de Pula, es el que está cultivado con más ahínco; destacan sus bien conservados bosques de encinas mediterráneas. El montañoso Parque Nacional de Risnjak alberga linces, mientras que los frondosos bosques del Parque Nacional de Paklenica están poblados de insectos, reptiles y aves, entre ellos el buitre leonado, en peligro de extinción. En el Parque Nacional de Plitvice se pueden encontrar osos, lobos y ciervos.
Clima y temperatura
El clima varía del mediterráneo de la costa adriática al continental del interior. Las soleadas zonas costeras ofrecen veranos cálidos y secos e inviernos suaves y lluviosos. Las montañas altas de la costa actúan de escudo impidiendo que lleguen los fríos vientos del Norte; esto hace que los croatas disfruten de una primavera temprana y un otoño tardío. En Zagreb, las temperaturas medias alcanzan los 27ºC en julio y descienden hasta los 2ºC en enero.
Geografía y localización
Esta república dobla en tamaño a Bélgica, y se encorva como un bumerán desde las llanuras de la Panonia de Eslabona, a través del centro montañoso, hasta llegar a la península de Istria y la accidentada costa adriática. El extremo septentrional de la costa croata, incluida la ciudad de Dubrovnik, está separado del resto del país por un saliente de Bosnia-Herzegovina.
La guerra de Yugoslavia
En el período anterior a 1991 Croacia (entonces parte de Yugoslavia, actual Serbia y Montenegro) iba camino de convertirse en la nueva costa del Sol. Numerosos aviones cargados de pasajeros procedentes de la Europa Occidental (10 millones al año) aterrizaban a orillas del Adriático en busca de sol, un bajo coste de vida, curiosidades medievales y quizá alguna playa nudista.
Pero con el empuje independentista croata durante la violenta separación de Yugoslavia, la guerra convirtió ese sueño turístico en una pesadilla. A pesar de las recientes tragedias, los encantos de Croacia permanecen indemnes y el país se ha reconvertido en un imán para el turismo.
Su aura medieval todavía perdura en las calles empedradas de Rovinj y la Stari Grad (ciudad antigua) de Dubrovnik, recientemente restauradas. Croacia también alberga algunos de los mejores vestigios romanos de Europa, entre los que figura el inmenso palacio de Diocleciano, en Split. El clima y las playas siguen siendo magníficos y, si uno lo desea, puede practicar el nudismo.
La capital de Croacia desde 1557 todavía conserva gran parte de su casco medieval. La ciudad sufrió un bombardeo en 1995, pero los daños fueron leves y la recuperación ha sido rápida; sus habitantes han recuperado sus costumbres y gozan de nuevo de la urbe. Aún permanecen cerrados numerosos museos, algunos para renovarlos. Existen varios hoteles elegantes y caros cerca de la estación de tren; resulta difícil encontrar alojamiento a precios asequibles.
Los dos capiteles gemelos neogóticos de la catedral de San Esteban se construyeron en 1899, pero aún se pueden descubrir restos de la antigua catedral medieval que se encontraba anteriormente en su lugar. Son especialmente interesantes los frescos del siglo XIII, la sillería renacentista, los altares de mármol y el púlpito barroco. Desde la torre de Lotrsac, al noroeste del centro histórico, puede disfrutarse de una vista panorámica de 360° de la ciudad; otro punto de interés ineludible es el Muzejski Prostor, que ofrece espléndidas exposiciones de arte. También se encuentran en la zona la iglesia de San Marcos, con esculturas de Iván Mestrovic y sus coloridas tejas; el Museo de Historia Natural, el Museo Histórico de Croacia y el Museo de la Ciudad, emplazado en un antiguo convento.
La parte baja está formada por una considerable variedad de museos: el Pabellón de Exposiciones alberga muestras temporales de arte contemporáneo; la Galería Strossmayer conserva pinturas de los antiguos maestros y una vetusta inscripción en croata, el Museo Arqueológico dispone de artefactos prehistóricos y medievales, además de momias egipcias y cuenta, en la parte trasera, con un jardín ornamentado con esculturas romanas.
Al Oeste se encuentra el Museo Mimara, una de las mejores galerías de arte de Europa. Alojada en un edificio neorrenacentista, conserva la colección privada de Ante Topic Mimara, quien donó a su ciudad natal miles de objetos de incalculable valor. El principal atractivo lo constituyen las pinturas italianas, españolas y holandesas, pero también ofrece muestras de cristalería, escultura y arte oriental. Otra maravilla de Zagreb la constituye el Mirogoj, emplazado al Norte, uno de los cementerios más hermosos del continente donde reposan soberbios mausoleos; la disposición del recinto sigue el estilo inglés y está cercado por una arcada de estilo neorrenacentista del siglo XIX.
Dubrovnik, el barrio de Stari Grad
Fundada hace 1.300 años, el encanto de Dubrovnik reside en el antiguo barrio de Stari Grad, con sus pavimentos de mármol, sus empinadas calles adoquinadas, sus casas altas, conventos, iglesias, palacios, fuentes y museos, todos tallados en la misma piedra de tonalidad clara. La antigua muralla, remodelada junto al casco antiguo tras el terremoto de 1667, mantiene alejados a los conductores. Gracias a su ubicación en el extremo meridional de la costa adriática, la urbe cuenta con un clima agradable y una vegetación exuberante. Aunque sufrió duros bombardeos en 1991, Dubrovnik ha seguido un ambicioso plan de restauración coordinado por la Unesco, que había añadido la ciudad antigua a su catálogo en 1994. Los viajeros que la han visitado recientemente afirman que ahora ofrece un mejor aspecto, sobre todo porque aún no ha vuelto a sufrir la invasión de los turistas.
La Placa, su hermoso paseo, se extiende desde la parada de autobús que se encuentra en el exterior de la puerta del pilar hasta la torre del reloj, al otro lado de la urbe. En el interior de la puerta del pilar el monasterio franciscano alberga una farmacia que lleva despachando desde 1391. En el extremo opuesto de la Placa se halla la iglesia de San Blas, precioso edificio del barroco italiano, y el palacio gótico de la rectoría, construido en 1441. Este palacio es ahora un museo con habitaciones amuebladas, pinturas barrocas y exposiciones históricas. Justo enfrente se emplaza un animado mercado que abre por las mañanas.
Las murallas de Dubrovnik fueron construidas entre los siglos XIII y XVI y han permanecido intactas hasta la actualidad. Probablemente se trate de la fortificación más hermosa del mundo; mide más de 2 km de largo y 25 m de alto, y cuenta con 16 torres. Ningún otro lugar ofrece un paisaje como éste. Un paseo alrededor de la muralla supone uno de los mayores placeres que aporta esta ciudad.
Se puede disfrutar del sol en sus playas, pero desplazarse en ferry hasta la isla de Lokrum puede resultar una alternativa más interesante. Toda la isla está catalogada como parque nacional, con una playa rocosa para nudistas, un jardín botánico y las ruinas de un monasterio benedictino. La forma más económica de pernoctar en Dubrovnik supone aceptar la oferta de alojamiento privado que se ofrece en la terminal del ferry, ya que los hoteles son mucho más caros.
Para llegar se puede tomar un avión en Zagreb, un autobús en cualquiera de las numerosas localidades que disponen de este servicio o un ferry en Hvar, Split, Zadar o Rijeka. Los barcos son más caros pero mucho más cómodos que el autobús. Los autobuses atraviesan la población fronteriza de Neum, donde Bosnia-Herzegovina alcanza la costa adriática, separando la costa meridional croata del resto del país.
Split en la provincia de Dalmacia
Situado 150 km al norte de Dubrovnik, Split aparece como el centro de la provincia de Dalmacia. Se trata de la ciudad más grande de la costa adriática croata. Fue fundada en el siglo IV, cuando el emperador Diocleciano, conocido por su costumbre de arrojar a los seguidores de Jesús a los leones, construyó su palacio de verano. Cuando los bárbaros abandonaron la vecina colonia romana de Salona, muchos de sus habitantes huyeron a Split y se escondieron detrás de los altos muros del palacio. Split se ha convertido en una ciudad industrial, pero su casco antiguo, la alegría que se respira y la gran cantidad de lugares de interés que ofrece hacen de ella una de las urbes más fascinantes de Europa.
El palacio de Diocleciano se alza como uno de los restos de arquitectura romana más impresionantes del mundo. En realidad, se trata más de una fortaleza que de un palacio; su muralla medía antiguamente 215 por 180 m y, en su interior, se encontraban la residencia imperial, los templos y un mausoleo. Todavía se puede apreciar el vestíbulo del palacio original, la plaza con su columnata, el templo de Júpiter y los restos del mausoleo de Diocleciano, ahora convertidos en catedral. En el exterior permanecen algunos edificios medievales, entre ellos el Ayuntamiento del siglo XV. Se podría pasear durante horas por el complejo histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979, y donde la animada vida diaria parece desarrollarse en un museo al aire libre.
El Museo Marítimo, uno de los más interesantes de la urbe, está situado en el interior de una fortaleza del siglo XVII. Alberga una gran colección de mapas, artefactos y maquetas. También merece la pena visitar el Museo Arqueológico ; parte de su colección se expone en el exterior. La Galería Mestrovic posee una colección extensa y muy bien organizada del escultor croata más importante.
Resulta bastante difícil encontrar alojamiento en Split, ya que en muchos de sus hoteles se hospedan refugiados y el negocio del alquiler en casas privadas, que se hundió durante la guerra, todavía está intentando remontar. Se puede llegar en avión o en tren desde Zagreb, en autobús desde cualquier punto del país y en ferry desde muchos puertos del continente y de las islas, incluyendo Dubrovnik, Hvar y Korcula.
Rovinj en la costa de Istria
La tranquila Rovinj resalta por ser una ciudad pintoresca de calles adoquinadas en la costa de Istria, una península en forma de corazón situada al Noroeste, en la frontera con Eslovenia. La población está circundada por colinas boscosas y pequeños hoteles; las trece islas boscosas del archipiélago de Rovinj ofrecen un maravilloso escenario marino. Este activo puerto pesquero está situado a poca distancia de navegación del histórico puerto italiano de Trieste, lo que explica la presencia de una considerable comunidad italiana.
La catedral de Santa Eufemia domina la urbe desde sus 57 m de altura, y está considerado el edificio barroco más grande de Istria. Fue construida cuando Rovinj servía de baluarte para la flota veneciana. Los restos de Santa Eufemia se trasladaron desde Constantinopla en el año 800 d.C., quinientos años después de que fuera martirizada; cada 16 de septiembre los devotos se reúnen alrededor de su tumba.
El acuario de Rovinj, de más de un siglo de antigüedad, alberga una excelente colección de fauna marina local, incluidos el venenoso pez escorpión y anémonas de muchos colores. El parque forestal de Punta Corrente, al Sur, resulta un lugar idóneo para nadar y contemplar el mar. Se puede llegar a Rovinj en autobús desde la mayor parte de las ciudades croatas y, en verano, en ferry desde Trieste (Italia).
Otras Rutas: la isla de Rab
La isla de Rab, cercana al centro del archipiélago de las islas Kvarner, hacia el noroeste de Croacia, está considerada una de las más seductoras del Adriático. Su extremo Noroeste es desértico y rocoso, mientras que el extremo suroeste está cubierto por un frondoso pinar. La ciudad medieval de Rab, una de las más hermosas de la región, está construida sobre una estrecha península que encierra un puerto bien protegido; numerosos edificios de piedra con vistas al mar se elevan desde el puerto hacia el acantilado. Rab estuvo dominada por Venecia y Austria; en la actualidad resulta habitual oír hablar tanto en alemán como en croata.
Es fácil reconocer las cuatro torres de las iglesias entre la masa de tejas rojas de los tejados de la urbe. El monasterio de San Antonio fue construido en 1175; la catedral románica posee una agradable terraza con vistas al mar; y la iglesia de Santa Justina se ha convertido en la sede de un pequeño museo de arte religioso. Lo único que perdura de su iglesia más antigua es la torre y los cimientos. Para disfrutar de un panorama espectacular, no hay que perderse el paseo alrededor de la muralla o el paseo en la sombra del parque de la ciudad, más hacia el Norte. A la isla de Rab se llega en ferry desde el puerto de Jablanac y en autobús.
La isla de Korcula
La isla de Korcula está poblada de abundantes viñedos y olivos; su costa meridional la conforman pequeñas playas y tranquilas cuevas. La ciudad de Korkula aparece como una típica villa medieval dálmata, con torres rojas de defensa y casas apiñadas de tejados también colorados.
En la plaza de la catedral se intuye una fuerte influencia veneciana; incluso posee su propia catedral de San Marcos, con dos pinturas de Tintoretto. Junto a la seo se alza el palacio de la abadía, del siglo XIV, donde se conserva el tesoro de la ciudad; justo enfrente se encuentra el palacio Gabriellis (siglo XV) donde en la actualidad se ubica el Museo de la Ciudad, lugar en el que se exponen objetos de alfarería griega, cerámicas romanas y mobiliario. Según la oficina de turismo local, Marco Polo nació en la urbe, y hasta se puede echar un vistazo a la casa donde vivió.
Desde la ciudad es posible desplazarse a Lumbarda, una pintoresca localidad al sureste de la isla, que ofrece una bonita playa y está rodeada de viñedos que producen un vino blanco seco. También se puede llegar en fueraborda hasta la isla de Badija, donde existe una playa nudista. Pasar la noche en Badja incluye la experiencia de pernoctar en un monasterio del siglo XV, hoy convertido en hotel.
Korcula se halla aproximadamente a 20 km de la costa meridional croata, a medio camino entre Dubrovnik y Split. El ferry efectúa el trayecto desde ambos puertos hasta la isla.
Solin y su entorno arqueólogico
Entre los viñedos al noreste de Split se dispersan las ruinas de la antigua ciudad de Salona (actual Solin), el entorno arqueológico más interesante de Croacia. Salona fue la capital de la provincia romana de Dalmacia desde los tiempos de Julio César hasta el año 614 d.C., cuando cayó en manos de los bárbaros.
En Manastrine, a las afueras del casco antiguo, fueron enterrados los primeros mártires cristianos; se pueden admirar tumbas excavadas en la roca y una basílica del siglo V. En la parte superior del cementerio se encuentra el Museo Arqueológico. En el Sur yacen las ruinas de un antiguo centro de culto cristiano y una catedral del siglo V con tres naves, baños públicos y una pequeña fuente bautismal. En el extremo occidental se alza un enorme anfiteatro del siglo II que fue destruido por los venecianos en el siglo XVII para que los salteadores turcos no lo utilizaran como refugio. Desde Split es posible acercarse a Solin y visitarla en un solo día.
Isla de Mljet
Una tercera parte de la estrecha isla de Mljet forma un parque natural. Entre sus mayores atractivos destacan dos lagos de agua salada rodeados de pequeñas laderas cubiertas de pinos. Puede visitarse en un solo día pero si uno pasa la noche en la isla, podrá disfrutarla a solas. En medio del lago más extenso se emplaza una isla; llegar hasta ella supondrá disfrutar de un almuerzo en el monasterio benedictino del siglo XII, hoy convertido en el hotel del parque. Mljet es el lugar ideal para nadar y tomar el sol o alquilar una bicicleta y darse una vuelta por el parque. Se encuentra a unos 15 km de la costa adriática meridional de Croacia, a medio camino entre Korcula y Dubrovnik, desde donde también se puede llegar en ferry.
Historia de Croacia
En el año 229 a.C., el Imperio Romano arrebató las tierras a los nativos ilirios de Croacia; en el año 285 d.C., el emperador Diocleciano construyó la fortaleza de Split, hoy una de las más apreciadas ruinas romanas del este de Europa. La caída del Imperio Romano Occidental se produjo en el siglo V, y alrededor del año 625 tribus eslavas migraron a Croacia desde la actual Polonia. La tribu croata, que llegó a lo que hoy conocemos como Croacia, ocupó las antiguas provincias romanas de la Croacia dálmata y la Croacia panonia, al Noreste. Las dos comarcas se unieron en 925 formando un único reino que floreció en el siglo XII.
Una invasión tártara devastó Croacia en 1242. En el siglo XVI, como consecuencia de la amenaza turca de invadir los Balcanes, Croacia acudió a los Habsburgo de Austria en busca de protección, y estuvo bajo su influencia hasta 1918. Paralelamente, la costa dálmata fue tomada por Venecia a principios del siglo XV, que la mantuvo hasta el siglo XVII, cuando la Francia napoleónica se hizo con ella para incorporarla a las provincias ilirias, junto con Istria y Eslovenia.
La vida cultural y política croata experimentó un renacimiento en 1835: se liberó a los esclavos y el norte pasó a estar gobernado por Hungría, que le otorgó autonomía interna. Cuando el Imperio Austrohúngaro fue vencido en la I Guerra Mundial, Croacia pasó a formar parte del reino de los serbios, croatas y eslovenos, nombre que fue reducido a Yugoslavia en 1929. Los nacionalistas croatas no aceptaron el nombramiento de Belgrado como capital de la unión y, con la ayuda de los separatistas macedonios, prepararon el magnicidio del rey Alejandro I en 1934 en señal de protesta.
En 1941 Alemania invadió Yugoslavia y estableció en Croacia un gobierno títere fascista (el Ustasa) que intentó expulsar a los serbios de Croacia; al fracasar, implantó la limpieza étnica asesinando a 350.000 serbios, judíos y gitanos. Parte de los croatas discrepaban de esta política, y muchos se unieron a los partisanos comunistas para derrotar al Ustasa. Al término de la contienda alrededor de un millón de personas habían muerto en Croacia y Bosnia-Herzegovina.
Tras el conflicto bélico, Croacia consiguió la condición de república dentro de la Federación Yugoslava que gobernaba el mariscal comunista Tito. Al aventajar económicamente a las repúblicas del Sur, exigió más autonomía e impuso más obligaciones a sus residentes en la década de 1970. Cuando murió Tito en 1980 se instituyó un incoherente sistema político que consistía en la rotación anual de la presidencia entre las repúblicas, lo que sumió a la próspera economía croata en una profunda recesión.
A finales de los ochenta, la dura represión de la mayoría albana en la provincia serbia de Kosovo generó un temor hacia Serbia, que trataba de imponerse al resto de la Federación. Al tiempo que los gobiernos comunistas caían en Europa del Este, los croatas iniciaron una campaña para conseguir su autonomía y el final del comunismo. En 1990 la Unión Democrática Croata de Franjo Tudjman venció en los comicios. Se escribió una nueva constitución que cambió la situación de los serbios en Croacia; pasaron a ser una «minoría nacional» en lugar de una «nación integrada». En la nueva constitución no se garantizaban los derechos serbios, y muchos de ellos perdieron sus trabajos gubernamentales.
En junio de 1991 Croacia declaró su independencia de la Federación, y el enclave serbio de Krajina se declaró asimismo independiente de Croacia. Se desató una cruenta lucha en todo el país y el Ejército Popular Yugoslavo, dominado por los comunistas serbios, intervino a favor de los mismos. Cuando empeoró la situación Croacia accedió a suspender su declaración de independencia durante tres meses. Sin embargo, la lucha continuó y una cuarta parte del país cayó en manos de la milicia serbia y del ejército federal. En octubre de 1991 el ejército federal avanzó hacia Dubrovnik y bombardeó el palacio presidencial de Zagreb, dando comienzo a las sanciones de la Unión Europea contra Serbia. En noviembre los serbios pasaron a controlar Vukovar después de un asedio de tres meses. En medio año diez mil personas habían fallecido, cientos de miles habían abandonado el país y decenas de miles de casas habían sido destruidas.
Después de varios intentos infructuosos de alto el fuego en enero de 1992, la ONU desplegó una fuerza de protección en la Croacia ocupada por los serbios. El ejército federal la abandonó, y en mayo del mismo año fue admitida en las Naciones Unidas después de modificar su constitución para proteger a los grupos minoritarios y los derechos humanos.
Los paramilitares serbios mantuvieron el poder en Krajina y, en enero de 1993, Croacia lanzó un ataque en la zona. Krajina respondió declarándose república independiente y reduciendo su población croata en un 98%. En 1994 Krajina firmó un alto el fuego, pero en mayo de 1995 volvió a estallar la violencia. Krajina perdió el apoyo de Belgrado, las tropas croatas invadieron la zona y, en consecuencia, 150.000 serbios huyeron, muchos de ellos dejando atrás los hogares en los que habían vivido sus antepasados durante siglos.
Los paramilitares serbios mantuvieron el poder en Krajina y, en enero de 1993, Croacia lanzó un ataque en la zona. Krajina respondió declarándose república independiente y reduciendo su población croata en un 98%. En 1994 Krajina firmó un alto el fuego, pero en mayo de 1995 volvió a estallar la violencia. Krajina perdió el apoyo de Belgrado, las tropas croatas invadieron la zona y, en consecuencia, 150.000 serbios huyeron, muchos de ellos dejando atrás los hogares en los que habían vivido sus antepasados durante siglos.
Los acuerdos de Dayton de diciembre de 1995 proporcionaron finalmente una relativa estabilidad al país y permitieron al gobierno encargarse de la situación de desempleo de los ex soldados, el alojamiento para los croatas desplazados y su infraestructura, seriamente dañada.
El presidente Franjo Tudjman murió en diciembre de 1999 y un mes más tarde su partido, la Unión Democrática Croata, que había gobernado desde 1990, fue derrotado por una coalición de centro-izquierda. El carismático y práctico Stipe Mesic fue elegido presidente. El nuevo gobierno ha prometido mejorar las relaciones internacionales, la libertad de prensa, la la economía y reducir el historial de atrocidades contra los derechos humanos que posee el país. En las elecciones de 2005, Stjepan Mesic fue reelegido.
Actividades
Las largas y abruptas islas de la montañosa costa croata son un paraíso para pasear en yate. El litoral está formado por numerosos canales profundos, puertos pintorescos y está azotado por vientos constantes. También es un lugar estupendo para practicar el piragüismo, sobre todo alrededor de las islas Elafiti y Kornati. La industria croata del submarinismo acaba de nacer, y ya empiezan a aparecer los primeros comercios especializados en ciudades como Hvar y en la isla de Rab; pero, si uno dispone de equipo propio, el país ofrece aguas cristalinas y muchísimos animales marinos que contemplar. Para marineros de agua dulce, los parques naturales de Risnjak y Paklenica albergan excelentes rutas de excursionismo.
Mejor época del año para ir a Croacia
Teniendo en cuenta el clima, los meses de mayo a septiembre son los mejores para visitar el país, aunque en julio y agosto la costa adriática puede acoger un exceso de visitantes. Quizá septiembre sea el momento más propicio, ya que para entonces la afluencia de turismo ha disminuido, los precios se adaptan a la temporada baja y abundan los higos y las uvas. En abril y octubre puede hacer demasiado frío para acampar, aunque el clima de la costa suele ser benigno y resulta sencillo encontrar alojamiento económico. Uno puede bañarse en el mar desde mediados de junio hasta finales de septiembre.
El gobierno croata sobrevalora la kuna (su moneda)para conseguir divisas baratas. Los precios de los hoteles se indican en marcos alemanes para mantenerlos estables, aunque las cantidades se pagan en kunas croatas que se calculan con el cambio oficial del momento. Escasea el alojamiento económico, pero el transporte, la comida y las entradas para conciertos y teatro ofrecen unos precios razonables. Es factible viajar por Croacia con un presupuesto de 35 dólares diarios si uno se aloja en albergues o en habitaciones alquiladas en casas privadas; acampar resulta aún más barato. Para viajar con más comodidades, es necesario duplicar esta cantidad, y si uno aspira al lujo, incluso triplicarla.
Se pueden encontrar muchos lugares donde canjear dinero, y todos ofrecen la misma comisión. Aunque las oficinas de cambio las cobran, conviene tener en cuenta que algunos bancos no lo hacen. Las entidades son el único lugar donde se puede volver a cambiar kunas por una moneda más fuerte y donde es factible conseguir dinero en efectivo de la tarjeta de crédito, aunque no todos los bancos aceptan las tarjetas Visa.
Se aconseja redondear la cuenta del restaurante si el servicio ha sido satisfactorio, siempre y cuando no se haya incluido ya un recargo en la cuenta. En los bares y los taxis también se debe redondear la cantidad a pagar. Asimismo, los guías turísticos esperan una propina.
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