Parque Nacional de las Islas Galápagos: diversidad única en un espacio reducido

Bajo bandera de Ecuador, el archipiélago protegido de las Galápagos alberga una gran variedad de fauna y flora.

Si hay un parque nacional que sea todo un emblema de la diversidad en un espacio reducido, ése es sin duda el de las islas Ga­lápagos. Las trece islas mayores que forman el ar­chipiélago y las seis menores suman un total de 8000 km2. Pero ese territorio, protegido en un 98% y al que se añaden 148.000 Km2 de reserva marina, acoge una comunidad de plantas y ani­males sin parangón en el planeta.
Cómo llegar
La forma más rápida y cómoda de acceso es en avión desde Quito Guayaquil. Al lle­gar es obligatorio pagar una tasa de treinta dólares estadounidenses. Para saber más: www.galapagospark.org ofrece información deta­llada de las Islas.
La temporada óptima coincide con la época de lluvias, de ene­ro a marzo. Las tormentas son breves y multiplican la vida vegetal. En el vera­no boreal reina la garúa: cielo plomizo y aguas más frías.

Charles Darwin y las Galápagos

Las cinco semanas que paso Charles Darwin en las Galápagos en 1835 le permitieron sentar las bases de la teoría de la evolución. El entonces joven naturalista se asombró de que unas islas formadas por rocas similares, y que además se hallaban separadas por pequeñas distancias, pu­dieran albergar unas especies tan diferentes. Ob­servarlas resultaba sorprendentemente fácil, pues todos los animales se acercaban al hombre con interés o toleraban su cercanía sin inmutarse.
La proximidad del visitante con la fauna

Esa proximidad suele cautivar a quienes hoy las recorren cámara en ristre. Los lobos marinos nadan junto a los bañistas y pegan su hocico a las máscaras de buceo. Las iguanas marinas se dejan prácticamente tocar mientras se calientan al sol. Los pelícanos despliegan sus alas en los botes anclados. Una gigantesca tortuga de tierra puede mordisquear con curiosidad el zapato de quien la mira... En su expansión por el Pacífico, los pueblos polinesios no llegaron a las Galápagos y es
fue la causa principal de la preservación de su fauna.
La aparición del hombre
La ausencia de grandes predadores contribuyó a aumentar la confianza de los ani­males. A partir del siglo XVII, pira­tas y balleneros capturaron cientos de miles de tortugas, que sobrevi­vían durante meses en las bodegas de los barcos sin necesidad de agua ni comida, y proporcio­naban carne fresca a la tripulación. Las islas permanecieron despobladas, debido sobre todo a la escasez de agua, hasta el siglo XIX.

El peligro de la sobreexplotación del archipiélago


Hoy las Galápagos acogen una colonia huma­na moderada 12.000 habitantes, pero en cons­tante aumento dados los problemas económicos que vive Ecuador. Al visitar las zonas de interés natural abiertas al público, hay que cumplir nor­mas muy estrictas. La pesca furtiva, en un mar excepcionalmente rico en nutrientes, es la mayor amenaza que se cierne sobre las islas.
Miles de aletas de tiburón se envían a los restaurantes de Oriente y en las redes que los atrapan caen tam­bién infinidad de peces, mamíferos marinos y tortugas. Pero la fuerza vital del archipiéla­go permanece, recordándole al hombre que es un recién llegado a la corteza terrestre y que sin una actitud de respeto, ningún paraíso subsiste.



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