Guía esencial para no perderse este verano en Barcelona

Orientarse en Barcelona no ofrece ninguna dificultad. Al menos, si se tienen claros algunos parámetros para diferenciar los barrios de la ciudad.

A los barceloneses les gusta presumir de la perfección urbanística del Eixample, con calles que suben y bajan alternativamente y donde es casi imposible perderse. Pero no toda la ciudad es igual. Por ejemplo, la parte antigua, es un entresijo de calles estrechas y desordenadas, con mucho encanto, pero que se convierten en un auténtico laberinto para todo el que no las conoce.

Calles de referencia

Lo mejor para callejear fácilmente por la ciudad es empezar a pensar como un barcelonés. Es decir, saber que la numeración de las calles siempre se hace en dirección de mar a montaña y olvidarse del coche para circular por el centro de la ciudad. Controlar cuatro vías claves de Barcelona también puede ayudar a nuestro paseo.

El Passeig de Gràcia y la Rambla de Catalunya, paralelas, comunican la Plaça Catalunya con la avenida Diagonal y recorren todo el Eixample. La Gran Via y la Diagonal atraviesan la ciudad de un extremo a otro; la primera desde la Plaça de les Glòries hasta la Plaça Espanya y la segunda desde la Zona Universitaria hasta la recién renovada zona del Fòrum.

Teniendo más claras las principales calles, lo mejor será conocer los principales barrios por los que nos moveremos en nuestros paseos. Desde el centro de la ciudad hasta el litoral y el norte de Barcelona pueden dividirse del siguiente modo.

Barrio Gótico

Es el corazón de la ciudad, con dos plazas principales que convierten al barrio en uno de los más visitados. Una es la de la Catedral, donde se levanta el templo, y la otra es la de Sant Jaume, centro administrativo de Barcelona donde se encuentra el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat.

En el Gòtic conviven pasado y presente y es la zona perfecta para un paseo romántico, una salida con amigos o una ruta cultural. Palacios, centros de la Barcelona judía, calles de artesanos y plazas medievales conviven con tiendas de todo tipo, algunas históricas y otras de últimas tendencias, como Custo Barcelona en la calle Ferran.

Metro: Jaume I (L4). Justo en el centro de la zona. La Plaça Sant Jaume se abre a pocos metros y desde aquí, de forma radial, comienzan las callecitas de la zona.

El Raval

Durante mucho tiempo fue una zona marginal (y aún hay calles conflictivas dentro del llamado Barrio Chino). Sin embargo, una acertada reforma urbanística cambió la cara del Raval apostando por una clara oferta cultural. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) son los mejores exponentes de este cambio, que también se deja ver en numerosas galerías de arte y tiendas de diseño.

El ambiente del Raval es mestizo y cambiante, ya que el barrio también se ha convertido en uno de los que más población inmigrante recibe en la ciudad. Este aspecto de puzzle cultural, con público de todas las edades y nacionalidades, hace que para muchos sea la zona más especial de la ciudad.

Metro: Liceu (L3) y Universitat (L1 y L2). A la derecha de La Rambla según se baja hacia el mar.



El Born y La Ribera

¿Puede convertirse con el tiempo la parte más antigua de una ciudad en el núcleo más fashion y moderno? En Barcelona sí. Aquí estaban antiguamente los talleres de artesanos tradicionales y en época medieval, el ritmo de la ciudad se movía en esta zona. Actualmente, tiendas de diseño, restaurantes modernos y minimalistas y bares de copas a la última han llenado las calles. El Born y La Ribera son la última renovación de una Barcelona moderna (modernísima) donde claman los contrastes. El Mercat del Born, la iglesia de Santa Maria del Mar y la muralla romana son el escenario del shopping más elitista durante el día y la marcha más cosmopolita durante la noche. La mezcla, lejos de molestar, ha convertido la zona en lugar de peregrinación de los más jóvenes.

Metro: Jaume I (L4). A la izquierda de la Via Laietana según se sale de la estación del metro.

La Barceloneta

Es el barrio marinero por excelencia, donde aún se puede respirar ese ambiente portuario y algo anticuado que, durante años, dominó la ciudad. Aquí están las antiguas Drassanes de Barcelona, que hoy acogen en parte un museo y que son uno de los mejores edificios góticos de la ciudad.

La zona del puerto experimentó un gran cambio durante la etapa olímpica de la ciudad, creándose la Rambla de Mar, el centro comercial Maremagnum, el IMAX o cine en tres dimensiones y l’Aquàrium. Estos edificios han renovado la imagen de un paseo formado por edificios poco uniformes que nacieron cuando aún faltaba mucho para que las autoridades se preocuparan del orden urbanístico. A pesar de ello, la Barceloneta huele y sabe a mar, no en vano el barrio acaba en la playa y estamos en una de las mejores capitales del Mediterráneo.

Metro: Barceloneta (L4). Desde el Pla de Palau y la estación de França hasta el litoral.

Poblenou

Una de las grandes zonas recuperadas en Barcelona. El Poblenou ha pasado de ser el barrio-recuerdo de las industriales textiles en la ciudad ha convertirse en una zona moderna, que combina el ambiente de un pueblo tradicional con edificios de viviendas a la última en primera línea de mar.

1992 fue su año de suerte y donde sólo había fábricas semi-ruinosas nacieron empresas tecnológicas, oficinas, centros comerciales y hasta estudios de diseño de alguno de los nombres más relevantes de Barcelona, como Javier Mariscal. También la playa se remodeló y Barcelona ganó kilómetros de litoral mientras el público local llega al mar de forma cómoda en metro.

Metro: Poblenou (L4). Desde la Rambla de Poblenou hasta la zona de Gloríes, junto al Teatre Nacional de Catalunya y l’Auditori.



L’Eixample

Es el paseo más inevitable de la ciudad, no sólo por encontrarse en el centro de Barcelona, sino porque por aquí transcurre gran parte de la Ruta del Modernismo, con edificios tan singulares como la Casa Milà, la Casa Batlló, la Casa Lleó-Morera, etc. Aunque otros barrios han ido copando la categoría de modernos y a la última, el Eixample mantiene ese halo elegante de siempre. Fue la primera parte de la ciudad que se urbanizó en el siglo XIX y la burguesía pronto decidió trasladar aquí su residencia en palacetes o casas señoriales.

Se divide en Eixample Dret y Eixample Esquerre y el Passeig de Gràcia es el que marca esta diferencia de forma más que clara.

Metro: Varias estaciones. Passeig de Gràcia (L3 y L4) es la estación central.

Barrio de Gràcia

Durante mucho tiempo fue una villa aislada de la ciudad y este carácter independiente es el que ha marcado desde siempre la forma de ser de Gràcia, con tendencias republicanas, populares y jóvenes. Actualmente, la zona combina callecitas al estilo de un típico pueblo con otras que reúnen comercio, ocio y las últimas apuestas de la ciudad. La calle más famosa de la zona es Verdi, donde las tiendas de diseño se mezclan con bares, restaurantes y un cine.

Es la zona perfecta para callejear sin prisas, tomar un refresco en sus terrazas en las mañanas de verano o acercarse a los orígenes de una de las tradiciones catalanas más antiguas: la rumba. Una plaza de Gràcia, la de Gato Pérez, lleva el nombre de este compositor como homenaje.

Metro: Joanic (L4) y Fontana (L3).

Sarriá

Es, junto a Pedralbes, el barrio rico de la ciudad, el lugar en el que adquirir una vivienda era y es un auténtico lujo (por cierto, no muy diferente al resto de Barcelona, ya que el precio de los pisos ha ascendido enormemente y en proporción en todas las zonas).

El paseo de la Bonanova y la calle Major de Sarriá articulan el paseo.

Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC): Sarrià es la estación

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