Es denominado como el lago salado en el que todo flota. La proporción de sal es aquí seis veces mayor que en el océano.
La deslumbrante Jerusalén muere en un erial. Cuando el coche deja atrás los aledaños de la ciudad que encierra las sabidurías, en seguida se llega al yermo desierto de Judea, una tierra tan reseca que si no fuera por unos desperdigados pastores de cabras parecería reservada a los profetas penitentes.
Por debajo del nivel del mar
Muy pronto empieza el descenso, que cada vez se toma más pronunciado, jalonado por postes indicadores de la magnitud de la sima hasta que curva a curva, se llega a los 395 metros por debajo del nivel del mar, el punto más bajo del planeta, y el mar Muerto se abre en el horizonte, tórrido y vaporoso, como un manto aceitado digno de otro mundo.
No apto para el buceo
Un simple baño basta para darse cuenta de las características únicas del mar Muerto. El agua tiene un tacto aceitoso, las impurezas en la piel escuecen y lo más llamativo, se flota flota: intentar bucear se antoja complicado, casi quimérico, además de arriesgado para los ojos. El secreto de este mar, que en realidad no es un mar, sino un lago salado, es la proporción elevada de sal, seis veces superior a la de los océanos.
Sin vida pero con gran actividad comercial
Ningún pez sobrevive en su denso seno. Está muerto, pero de él viven muchas personas que explotan las potasas, el bromuro o el yeso, y que han originado una red de centros de salud en la costa ísraelí. La sal se aprovecha, como se observa en los lechos salinos de la orilla cercana a la fortaleza de Massada, el otro gran mirador al mar junto al monte Nebo, en Jordania.
Peligro de desaparición
Pese a su ubicación interior, el mar Muerto corre peligro de desaparecer y aunque suene raro, no es por culpa del cambio climático, sino de la explotación para usos agrícolas del rio Jordán, el del bautismo de Jesucristo, que traza la frontera entre Israel y Jordania. La cantidad de agua que vierte el Jordán a la depresión del mar Muerto ya no compensa la evaporación en un lugar de insignificantes lluvias y un calor abrasador.
Cómo llegar
En Jordania las agencias organizan visitas desde Aman a las playas del mar Muerto, como Suweimah. En Israel, una linea de autobuses recorre la carretera de la costa desde Jerusalén, aunque para acceder a Ein Bokek o los balnerarios de Ein Gidi es mejor alquilar un coche.
Cualquier época del año es buena para visitar este gran lago salado, si bien en verano las Temperaturas superan los 40º. En invierno es un oasis agradable cuando en el resto de Israel hace frío.
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