Brasil y Argentina comparten una las cataratas más espectaculares del mundo. Un destino que nadie puede pasar por alto.
"Agua grande'', Iguazú; así es como llamaban los indios guaranís a uno de los más grandiosos espectáculos naturales de América del Sur: las cataratas de Iguazú, situadas en la frontera entre el estado de Paraná, en Brasil, y la provincia de Misiones, en Argentina, y a sólo veinte kilómetros de Paraguay, estas cataratas son un formidable regalo para la vista.
El río Iguazú
Toman el nombre del río Iguazú, que nace cerca de Curitiba, en Brasil, y recorre 1.300 kilómetros a través de la meseta basáltica de Paraná antes de desplomarse en multitud de saltos de agua, hasta 270, de entre 80 y 60 metros de altura en un frente de 2,7 kilómetros.
Patrimonio de la humanidad
Los saltos y el bosque subtropical que rodea este paraje se hallan protegidos por sendos parques nacionales, uno en el lado brasileño y otro en el argentino, declarados ambos Patrimonio de la Humanidad. Entre los dos suman 235.000 hectáreas y constituyen, por su accesibilidad, uno de los mejores lugares para observar la fauna y la flora propias de este ecosistema.
Toman el nombre del río Iguazú, que nace cerca de Curitiba, en Brasil, y recorre 1.300 kilómetros a través de la meseta basáltica de Paraná antes de desplomarse en multitud de saltos de agua, hasta 270, de entre 80 y 60 metros de altura en un frente de 2,7 kilómetros.
Patrimonio de la humanidad
Los saltos y el bosque subtropical que rodea este paraje se hallan protegidos por sendos parques nacionales, uno en el lado brasileño y otro en el argentino, declarados ambos Patrimonio de la Humanidad. Entre los dos suman 235.000 hectáreas y constituyen, por su accesibilidad, uno de los mejores lugares para observar la fauna y la flora propias de este ecosistema.
Fauna y flora
A pesar de la importante afluencia turística (mas de un millón de visitantes al año), poca gente se aventura por los senderos abiertos en la selva que, recorridos al amanecer o al caer la tarde, pueden deparar gratas sorpresas. El observador paciente identificará un buen número de aves, incluyendo especies tan vistosas como tucanes y trogones. Tampoco fallan mamíferos, como el tapir amazónico.
Rutas por ambos países
Es aconsejable visitar tanto el sector brasileño como el argentino, porque el primero ofrece una panorámica espléndida del conjunto de las cataratas, mientras que el segundo es mejor para llegar más cerca de los saltos, merced a los paseos o circuitos construidos a tal efecto.
En la parte superior, por ejemplo, el Paseo Garganta del Diablo permite acceder hasta escasos metros de donde las aguas caen con un sonido atronador.
Cómo llegar
Es aconsejable visitar tanto el sector brasileño como el argentino, porque el primero ofrece una panorámica espléndida del conjunto de las cataratas, mientras que el segundo es mejor para llegar más cerca de los saltos, merced a los paseos o circuitos construidos a tal efecto.
En la parte superior, por ejemplo, el Paseo Garganta del Diablo permite acceder hasta escasos metros de donde las aguas caen con un sonido atronador.
Cómo llegar
A las cataratas se accede fácilmente desde Puerto Iguazú, en Argentina, o desde Foz da Iguazú, en Brasil. Ambas ciudades disponen de buenas infraestructuras turísticas y están bien comunicadas entre sí. Puerto Iguazú, además, cuenta con aeropuerto internacional.
El clima de Iguazú es subtropical húmedo. El invierno, de junio a agosto, es más seco y fresco, pero hay menos agua en las cataratas, que, sin embargo, están en todo su esplendor durante la época de lluvias, de diciembre a febrero. Posiblemente, el momento idóneo para hacer visitar la zona sea entre marzo y abril.
El clima de Iguazú es subtropical húmedo. El invierno, de junio a agosto, es más seco y fresco, pero hay menos agua en las cataratas, que, sin embargo, están en todo su esplendor durante la época de lluvias, de diciembre a febrero. Posiblemente, el momento idóneo para hacer visitar la zona sea entre marzo y abril.
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