Taupo, Nueva Zelanda: los cráteres de la luna

A mediados del siglo XX, un área al norte de Taupo, en Nueva Zelanda comenzó a calentarse y a emitir vapor. Son los llamados "Craters of the moon".

La intensa actividad geotermal de "los Cráteres de la Luna" se traduce en una transformación constante del terreno. Allí, la propia tierra parece moverse bajo los pies del visitante. Sin duda, el centro de la isla Norte de Nueva Zelanda es un mundo en constante ebullición.

Entre la niebla

Una densa niebla de vapor sulfuroso, muy caliente deja la piel húmeda y los poros abiertos al viajero. De repente, un cambio en la dirección del viento disipa las nubes que brotan de la tierra y revela un paisaje surrealista de cráteres humeantes, pisos de barro agitados por la ebullición constante y chorros de agua hirviendo que intentan alcanzar el cielo. 

El suelo se tiñe de los colores más inesperados, producto de la mezcla de sulfuros y óxidos, mientras el bosque del Parque Natural de Wairakei envuelve el conjunto. Así es el paisaje de los Cráteres de la Luna, un entorno único localizado en el centro de la isla Norte de Nueva Zelanda.

Taupo: la capital de la adrenalina

Los cráteres son una de las principales atracciones volcánicas que se encuentran en las inmediaciones de la pequeña ciudad turística de Taupo, muy valorada por sus aguas termales y las múltiples posibilidades que ofrece para la práctica de deportes de aventura, hasta el punto de que se la conoce como "la capital de la adrenalina". 

Sus viviendas se extienden a orillas de un inmenso lago, en realidad un cráter gigantesco inundado de 619 km2. Las humeantes siluetas del Parque Nacional de Tongariro, bien visibles en el horizonte mirando hacia el sur, advierten sobre la fogosa actividad de esta tierra, todavía en constante transformación.

El Parque natural de Wairakei

Los mismos Cráteres de la Luna no existían hasta el año 1950, cuando la superficie del Parque Natural de Wairakei empezó a convulsionarse estallando en fumarolas que lanzaban vapor ardiente. La causa del fenómeno fue la intervención humana, ya que el establecimiento de una estación de energía geotérmica en las inmediaciones provocó diferencias de presión en el agua subterránea.

Pasarelas para evitar quemaduras

El terreno que circunda los cráteres es muy inestable y en cualquier momento puede sorprender con la aparición de una nueva fuente de barro hirviente, por lo que la visita se realiza estrictamente andando sobre unas pasarelas de madera que evitan las quemaduras. Y la verdad es que se agradece, porque en los momentos en que el vapor se condensa formando una niebla impenetrable, basta con pisar con cuidado sobre las tablas para seguir avanzando sin peligro. 

Visita gratuita

Además, también hay miradores y plataformas elevadas para obtener las mejores vistas del conjunto, todo ello mantenido por voluntarios locales, quienes periódicamente se ven obligados a cambiar el circuito para adaptarlo a una geografía que no deja de transformarse. Por cierto, la visita a esta maravilla es gratuita, aunque en Nueva Zelanda sea habitual encontrar buzones en los lugares de interés natural para depositar donativos. 

Los Cráteres de la luna se encueraran a unos 5 km al norte de Taupo por la State Highway 1. La mejor opción es alquilar una bicicleta. Desde Auckland parten hacia Taupo cuatro autobuses al día.

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