La isla de Pascua: el ombligo del mundo

Rostros que miran al pasado. Los moáis dan a la Isla de Pascua (Rapa Nui), un carácter sagrado y mágico

Los oriundos consideran su isla como el "om­bligo del mundo". Quizás, la consideración esté motivada por encontrarse extremada­mente aislada respecto a los lugares habitados más próximos del Pacifico. Pero no es este aisla­miento, ni tan siquiera su cultura polinésica, lo que confiere distinción a la Isla de Pascua o Rapa Nuí, - la isla pertenece a Chile -. Su secreto es el halo especial que transmiten esas esculturas que atienden al nombre de moáis.
 

Se ignora el motivo por el que en el siglo XXVII se derriban
los moáis erigidos en la costa y porqué paró la construcción
de 400 que se tallaban en esos momentos en la cantera. 
Cómo llegar
 
Ya que no tiene puerto, la única manera de llegar a la Isla de Pascua es por avión, tras un vuelo desde Santiago de Chile de entre cuatro y cinco horas de duración.
 
El clima subtropical permite la visita durante todo el año. La temperatura mínima de promedio es de 22 ºC y la mínima de 17 ºC en el mes de octubre.

El misterio de los moáis

Tallados a fuerza de empeño y constancia en la cantera de toba del volcán Rano Rakaru, los moáis son el icono que identifica al pueblo rapa nuí. No obstante, muchas son las dudas que se ciernen sobre estas estatuas. No está muy claro su origen y significado espiritual, y menos evidente aún es el modo que sus creadores empleaban pa­ra transportarlas, dados su peso y dimensiones.
 
La historia olvidada

Según la versión mas extendida, también entre los propios rapa nuí, esas estatuas serian repre­sentaciones de los antepasados difuntos. Los ac­tuales descendientes de aquellos hombres y mu­jeres siguen profesando, a pesar de la pérdida de aspectos significativos de su cultura ancestral, respeto, mucho respeto por ese legado espiritual y sagrado que representan los moáis. Éstos se le­vantan sobre "ahus", una especie de plataformas ceremoniales repartidas por los poco más de 150 km2 de la isla. Su orientación y la de sus co­rrespondientes moáis obedece a ciertos fenóme­nos astronómicos, lo que vendría a confirmar una cosmovisión propia de los rapa nuí.
 
Un lugar mágico

Cuando camina fuera del pueblo. Yoyo, un joven músico rapa nui, lo hace descalzo. Dice que así sus ancestros pueden reconocer la planta de su pie y mostrarle detalles de la isla en los que de otro modo no repararía.
 
Y es que algo hay sobre esta tierra de origen volcánico que le envuelve a uno en una atmósfera religio­sa, mágica, especial y única.



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