Guía completa para perderse por Edimburgo

Edimburgo, la capital de Escocia, se levanta sobre varias montañas volcánicas. Hay pocas cosas comparables a la majestuosidad de su castillo coronando esa gran mole volcánica y los jardines de Princes Street, exten­diéndose a sus pies.

En las guerras con Inglaterra, el castillo fue siempre objetivo del ejército inglés y toda la zona hasta la frontera fue devastada varias veces. En tiempos de paz, los ladrones de ganado hacían incursiones; los habitantes nunca dormían tranquilos. Pero en épocas de prosperidad se construyeron grandes castillos defen­sivos que se convertían en residencias nobiliarias cuando reinaba la paz. Conduciendo, montando en bicicleta o paseando por las onduladas colinas y las orillas de los ríos Yarrow, Tweed o Ettrick, la tranquilidad contrasta con su violento pasado. 

Edimburgo: entre lo viejo y lo nuevo

Edimburgo es la capital de Escocia. Alrededor del castillo se concentran sus plazas estrechas, sus calles serpenteantes y las casas de vecinos de la ciudad antigua (Old Town), y enfrente, las elegantes plazas clásicas, las grandes avenidas y los cuidados jardines de la ciudad nueva, de estilo georgiano (New Town). Es muy agradable pasear por este mosaico arquitectónico, vagar por jardines en los que, de repente, desaparece el bullicio de la ciudad, o subir cualquier colina y contemplar el estuario de Forth o el majes­tuoso Arthur's Seat (El Sillón de Arturo). 

Lo que hay que ver en Edimburgo


Desde que el Britannia, antiguo yate real, se abrió al público en Port of Leith en 1998, se ha convertido en la segunda atracción, después del castillo de Edimburgo. Hay un centro de visitantes con reproducciones de las cabinas de los mandos, fotos, etc., pero lo más atractivo es el barco en sí. Se pueden ver el dormitorio de la reina, los aposentos reales y los salones, testigos de recepciones internacionales. 

La colina de Calton Hill  


Esta colina constituye un mirador ideal sobre la ciudad. Los viernes tarde se abre al público el Observatorio de la Ciudad para contem­plar las estrellas. En la colina hay edificios con estructuras curiosas, como el Nelson Monument, en forma de te­lescopio, o el National Monument, templo griego sin ter­minar en honor de los caídos en las guerras napoleónicas.

El castillo de Edimburgo 


Este castillo, residencia de monarcas y escenario tanto de banquetes como de asedios, es el centro de la capital de Escocia y de su historia. 

El castillo de Edimburgo domina la ciudad y se ve desde cualquier sitio. Más de un millón de personas lo visitan anualmente y las colas para acceder al Crown Room empiezan a formarse a primera hora de la mañana. El Honours of Scotland constituye el conjunto de joyas de la corona más antiguo de Europa. También está expuesta la Stone of Destiny, la famosa piedra sobre la que se coronaba a los monarcas escoceses. 

Siempre, desde la época de los celtas, ha existido algún tipo de fortificación sobre esta roca volcánica. La diminuta capilla normanda, St Margaret's Chapel, se con­serva intacta desde hace más de 900 años y es el monu­mento más antiguo de Edimburgo. De los Royal Apartments (aposentos reales) destacan la salita en la que la María Estuardo, reina de Escocia, dio a luz a Jacobo VI de Escocia (Jacobo I) de Inglaterra. El Great Hall ha sido testigo de muchos en­cuentros históricos y el Primer Ministro escocés todavía lo usa para algu­nas recepciones. 

En el sótano está el Mons Meg, un gran ca­ñón utilizado en la batalla de Flodden, en 1513, en la que vencieron los in­gleses. Todos los días, a las 13 h, se dispara una salva desde el castillo. Se viene haciendo desde cuando no había relojes; al oírla, los turistas se asus­tan y los residentes com­prueban su reloj. 


En agosto se celebra en la explanada del casti­llo el Edinburgh Military Tattoo. Durante tres se­manas el ejército organi­za desfiles, la recreación de episodios históricos y conciertos. La panorámica de la ciudad y sus alrededores desde las murallas es tan Impresionante como el propio castillo.

Grassmarket: el primer mercado de Edimburgo


El primer mercado de Edimburgo se construyó fuera de las murallas de la ciudad y ha sufrido muchos cambios. Pasó de ser mercado a plaza de ejecución; después se convirtió en lugar de reunión de gente con problemas y en la actualidad ha recuperado su esplendor y es un cen­tro cosmopolita, lleno de pubs y tiendas de todo tipo. En la esquina está la Cook's Book Shop, librería propiedad de una conocida artista de la televisión escocesa, y cru­zando, la tienda de fósiles de Stan Wood, famoso paleon­tólogo británico. 

En los edificios de Victoria Street, con fachadas de colores llamativos, se sitúan una tienda tradicional de quesos, otra de cepillos, una panadería fran­cesa o el Byzantium, un curioso mercadillo cubierto.

Museo de Escocia 


Se halla junto al Royal Museum of Scotland y es un edi­ficio moderno con una entrada abovedada, galerías de hierro forjado y techo de cristal. Los objetos expuestos están empotrados en las paredes y gracias al inteligente uso de arcos y huecos se han conseguido bellos espa­cios. A diferencia del Royal Museum, que muy al estilo Victoriano reúne una colección miscelánea, este museo se centra en Escocia. Abarca toda la historia escocesa, desde rocas y fósiles prehistóricos, hasta lo último del siglo XX. 

El Palacio de Holyroodhouse

En un extremo de la Royal Mile (Milla Real), sobre una enorme roca volcánica, se levanta Holyroodhouse Palace. Este palacio es la residencia oficial de los monarcas esco­ceses desde el siglo XVI, aunque gran parte del edificio actual data de 1671. 

Aunque es la residencia oficial, se pueden visitar varias salas. Detrás del palacio se extiende Holyrood Park, amplio espacio abierto dominado por el cúmulo volcánico conocido co­mo Arthur's Seat (el Sillón de Arturo). Hay senderos para excursionistas tranqui­los. Los aficionados a la escalada disfrutarán en Salisbury Crags y los menos arriesgados pueden comer algo a la orilla del estanque. Los domingos esté prohi­bido circular en coche. 

Comprar en Princes Street 


Lo mejor de comprar en Princes Street es ver cómo está distribuido el espacio: sólo hay tiendas en un lado de la calle, porque en el otro se abren los Princes Street Gardens, que permiten escapar del agobio. Jenner's, el centro comercial más antiguo, está lleno de laberínti­cos pasillos y galerías bien cuidadas. Cuando se canse de estar de compras, escápese a Rose Street: la calle de Escocia con mayor concentración de pubs.

Un paseo por Princes Street Garden

Cuesta trabajo pensar que estos cuidados jardines fue­ran en otros tiempos las cloacas de la ciudad vieja. Los jardines se extienden a lo largo de Princes Street, calle dividida en dos por el Mound, el montón de tierra que se excavó para construir la ciu­dad nueva. El solar lo ocupan hoy el esplendor griego de la Royal Scottish Academy y la National Gallery of Sco­tland. Lugareños y visitantes disfrutan de los jardines pa­seando, admirando el famoso Floral Clock (Reloj Floral), alimentando a las ardillas o simplemente sentándose a la sombra de un sauce llorón en cualquier banco de madera.

Scottish National Portrait Gallery 

Ubicada en un edificio gótico de arenisca roja, en Queen Street, esta galería hace un interesante repaso de las grandes personalidades de Escocia, pasadas y presen­tes. Destacan los retratos de María Estuardo, el de su perseguidor, John Knox, o el de su enfermizo marido Lord Darnley. Entre los grandes literatos están Roben Burns, J. M. Barrie y Hugh McDlarmid. De los persona­jes actuales, el del acordeonista Jimmy Shand.

Sin duda, un viajero que se precie de serlo no puede eludir un viaje a Escocia y a su capital, Edimburgo - "la Atenas Británica" -  sin duda, una de las ciudades más bellas y encantadoras de Europa. 

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